viernes, 28 de agosto de 2015

Noticia de ultima hora

La invasión

En la tarde del día de ayer, esta redacción fue sacudida por una noticia realmente estremecedora, una fuente que exigió el anonimato pues teme por su vida asegura que el mes pasado un hombre fue detenido a las puertas de Miraflores, el ciudadano dice pertenecer a las fuerzas armadas para la liberación de Venezuela, nuestro informante anónimo labora en las fuerzas de inteligencia y nos hizo llegar como prueba irrefutable de su aseveración,  un documento que explica con todo detalle las razones para la detención del ciudadano Ramiro Chacón, es una copia fiel de la confesión manuscrita realizada por el mencionado ciudadano en los calabozos de la policía política nacional, en exclusiva lo traemos a nuestros lectores a fin de que saquen sus propias conclusiones.

La mañana del 10 de enero del 2015, desembarcaron por la bahía de Chuao mil cuatrocientas tropas de UNO, así lo afirmó el capitán (a) Ramiro Chacón, quien en otros tiempos ejercía como ingeniero de sistemas de la extinta PDVSA y luego de un par de años desempleado decidió emigrar bajo la figura de refugiado político, cosa que le permitió entre otras cosas vivir en los estados unidos sin el incordio de ser ilegal, allá laboró hasta el año pasado como vendedor de mostrador en el WallMart de Miami, donde fue contactado por dos generales que allá viven, quienes entre wiskis y parrilla dominical lo convencieron de tomar el camino de las armas para liberar a Venezuela.

Cuenta el documento oficial, que Chacón estuvo tres meses de entrenamiento básico, todos los domingos en un campo al oeste de “Little Venezuela” donde, con la excusa de jugar softball se reunían varios compatriotas a definir el plan para invadir el país, un lunes, a principios del año pasado, la tienda decidió prescindir de sus servicios para comenzar a contratar a bachilleres desempleados a fin de colaborar con un plan regional de disminución del delito, pues para la época había un incremento del 3% en la tasa de robos de dulces en la mencionada tienda, cosa que reportaba a fin de año más de 30.000 dólares en perdidas, cosa que hizo decidir a la junta de administradores a ejecutar el plan ya que en todo caso apenas sumaría 14.000 dólares al año, lo que supondría una minimización de más del 40% de las pérdidas anuales.

Ese mismo lunes por la tarde Ramiro se entrevistó con el general Mendoza en una panadería donde compartieron cachitos y maltas, se ofreció a colaborar con la avanzada nacionalista y solicitó un anticipo de seis meses de paga para dejar dinero a su esposa, así mismo contrató una póliza de seguro por un millón de dólares en caso de asesinato o de muerte súbita, cosa que hizo la aseguradora por una suma imposiblemente baja ya que, imagino, pensaba que el pobre hombre desvariaba como los tantos inmigrantes recién llegados que acostumbrados a la violencia de sus respectivos países, tomaban esa previsión sin sentido en un país con apenas 10.000 muertos al año en una población de más de 400 millones, cosa que estadísticamente dice que es parte de la mala suerte caer en una balacera ajena, pero que en el resto de Latinoamérica es bastante factible la cosa.

Al llegar a su casa le dio la noticia del despido a su esposa, quien automáticamente comenzó a llorar pensando que su sueldo solamente no alcanzaría, Ramiro le contó que ya había encontrado empleo en una empresa petrolera en Afganistán quienes lo habían contratado con la condición de que se fuese mañana mismo, cosa que pensaba hacer, le dio además (a su esposa) el dinero en efectivo de su adelanto de sueldo y la póliza de seguros que había comprado, sin mencionarle nada de su verdadero plan. Esa noche durmieron mal pero contentos, él por la posibilidad de darle su merecido a los espantosos chavistas y ella por pensar en el futuro que le depararía el hombre que ha decidido cambiar el triste empleo de vendedor de mostrador de uniforme y corbatín por volver a lo que sí sabe hacer, estar 8 horas en una oficina haciendo la contabilidad de una empresa petrolera, aunque le daba cierta tristeza la distancia le emocionaba la posibilidad de volver a ser una señora sin mayores obligaciones que las de la casa, tal y como cuando estaban en Venezuela, no este eterno trajinar de lunes a lunes por cuatro miserables dólares que de paso tocaba declarar impuestos, nada de lo que soñaban antes de tomar el avión se ha cumplido, excepto claro sin escasez , colas ni atracos.

Llegó la mañana y con ella la despedida, hubo lágrimas, abrazos y promesas, un taxi se encargó de buscarlo con la excusa de evitarle la despedida en el aeropuerto a su esposa, ambos odian esos gestos desde que les tocó despedirse de sus viejos allá en Maiquetía hace ya diez años.

El taxi lo dejó en la terminal de autobuses donde compró un pasaje a nombre de Matías Pascal para despistar a los espías del gobierno venezolano y se fue a la frontera norte del país, viajó treinta y dos horas hasta un pueblo texano donde un catire con más estampa de teutón que de venezolano lo recibió con los brazos abiertos y le dijo en español el santo y seña, tenía acento oriental, en el camino al centro de entrenamiento le contó que en Venezuela era ingeniero de suelos, firmó en la lista tascón y como muchos fue despedido en cadena nacional, al mes siguiente tomó un avión y se fue para nunca más volver, acá trabajaba de analista de una empresa de seguros que se ocupaba del negocio petrolero, aunque no le iba mal, la nostalgia de su gente lo estaba matando. En un viaje de vacaciones lo abordó un antiguo compañero de trabajo y le comentó del plan secreto, se unió hace tres años, ya había hecho el curso de francotirador y se entrenaba a diario jugando “call of duty” luego del horario laboral, hasta su hijo mayor era todo un experto, los domingos hacían ejercicios militares en el rancho de un simpatizante gringo quien de paso era marine retirado.

Ramiro cuenta que llegó hace seis meses para preparar todo, entró por Trinidad y Tobago, en un extraño peñero de tres motores de 80 caballos, pasó a la media noche acompañado por dos “pescadores” de aspecto harapiento y de mal genio, nadie quiso conversar con él, a las tres de la mañana fue dejado en una pequeña cala, al sur de Cariaco, de ahí caminó una hora hasta la parada del bus, iba muy asustado y caminaba al principio del montarral de la carretera, para esconderse de cualquier mirada inquisitiva, al llegar al terminal de buses, tomó otro con destino a Puerto La Cruz, donde alguien que atendió al número que le dijeron en Trinidad dijo irlo a buscar en un punto determinado, cambiaron unos dólares en moneda nacional, le pagó a un secretario sectorial del partido de gobierno en la localidad por una cédula venezolana a nombre de Matías Pascal y se fue hasta la capital donde otro contacto lo llevó hasta un apartamento, al día siguiente compró, no sin sorpresa por lo costosa, una laptop cuya factura salió al nombre que ahora usaba.

Hizo todos los pasos para seguir las instrucciones secretas desde la web. Al preguntársele sobre el modo en que esas instrucciones eran dadas, él nos confesó que venían encriptadas en los crucigramas del Miami Herald y del Hufftintong post, los días lunes y jueves, si la primera palabra del horizontal del Miami herald era Suck, ya sabía que se trataba solo de la primera parte del mensaje y el segundo en el otro diario, si la palabra no estaba pues era al contrario el asunto, fue idea del criptologo quien dijo que mejor dividíamos el mensaje para que no les pasara como al periódico nacional de ese país (este) a quienes sorprendieron desde ese programa de VTV, sí, es cierto dijeron los expertos y así se comenzó a usar.

Una de las instrucciones fue la de evaluar  posibles playas para desembarco de tropas, Ramiro se dedicó durante el resto del año a pasear por todas las playas posibles, hacía unas veces de fotógrafo, otras de periodista y cuando tenía buena suerte, como pareja de alguna bella mujer (cosas del trabajo, se decía, para no sentirse infiel a su esposa), en una de esas vueltas decidió que era Chuao la indicada, sus superiores vieron la foto colgada de un blog previamente registrado y diseñado antes de salir de su sitio de entrenamiento, hace unos meses.

La semana pasada fue la orden, tenerlo todo listo para el desembarco, se hicieron los cálculos, ya con anterioridad había organizado una revuelta entre los pobladores, quienes en la quiebra por la mala situación económica habían quemado la casa del partido junto con dos concejales y un alcalde, quien estaba de visita pues tocaba explicar la razón de que los motores y los anzuelos que habían encargado se perdieron en el camino.

Él, como buen soldado los recibió, entregó las coordenadas al coronel que comandaba el desembarco y se devolvió a Caracas en autobús. Desde ese día no ha sabido nada más de la tropa y su oficialidad, dice de modo confidencial que cree que se pudieron haber perdido por la cordillera de la costa o simplemente aún están de parranda  a la orilla del mar, claro, con el dólar negro por las nubes es complicado resistirse a una buena fiesta con mujeres, guarapita, cerveza y ron que te va a costar la milésima parte de algo similar en Miami Beach sin mujeres ni fiesta eterna, allá todos trabajan mucho para mantenerse.

Habla la esposa
Mientras este reportero hacía las averiguaciones de rigor, pudo tener una conversación con la esposa del detenido Ramiro Chacón García, ciudadano venezolano oriundo de Maracay, estado Aragua, quien está recluido desde hace un par de semanas en los calabozos de SEBIN bajo el cargo de “traición a la patria”, fue detenido el pasado mes frente a las puertas del palacio de Miraflores, donde decía de manera altisonante consignas junto con algunos otras personas que protestaban, ante la presencia de un piquete de soldados el grupo se batió en retirada, sin embargo el señor Ramiro quien sufre un sobre peso considerable no pudo escapar, los testigos cuentan que los ciudadanos gritaban improperios a los oficiales y a cuanto ser con estampa importante pasaba por allí hasta que un general se sintió ofendido quien sin mucha dilación dio la orden de aprenderlo, cosa que ejecutó un capitán de la Guardia Nacional, la cosa no pasó a mayores gracias a unos activistas de Amnistía Internacional que presenciaron la escena e impidieron que un sargento, presto a ser distinguido por sus superiores se dispuso a golpearlo con una peinilla cuando el detenido gritaba por sus derechos constitucionales.
Según fuentes extraoficiales que pidieron mantenerse en el anonimato, Ramiro Chacón es  obrero de una empresa de televisión por cable. A las puertas del sitio de reclusión pudimos hablar con su esposa, la señora  Marbelys de Chacón quien nos explicó que desde hacía tres años vivían en un “refugio” a la espera de que el estado les asignara casa, dicho refugio funciona en un motel de la ciudad, viven en una habitación él, la señora y sus tres hijas menores de edad. La señora asegura que su esposo sufre de una depresión profunda cuya medicación hubo que suspender por que las pastillas desaparecieron gracias a la escasez, todo se puso peor  hace tres semanas cuando  los robaron dentro de la habitación a punta de pistola unos motorizados que dijeron ser del “Colectivo Iris Varela” quienes alegaron estar recogiendo fondos para defender la revolución, los ladrones se llevaron hasta las pastillas para la tensión,  desde esa noche Ramiro lloró de rabia y salió a buscar ayuda, no lo volvimos a ver,  la señora Marbelys quien dice haberse enterado de la reaparición de su marido gracias al periódico del gobierno, quienes irresponsablemente le dedicaron toda la contraportada al caso , acusándolo de paramilitar invasor, cuando en realidad no es si no otro desesperado más gracias a la situación económica.

El exilio en Miami, liderado por el general Mendoza ha realizado un comunicado conjunto donde niega participación alguna en la supuesta invasión a Venezuela, así mismo el excandidato presidencial y gobernador del estado Miranda, hace un llamado a la población a no dejarse engañar por promesas de violencia, que la salida es electoral pues en democracia eso es lo que se hace, la MUD por su parte ha hecho sentir su voz exigiendo que se investigue el caso pues no pueden permitir que ninguna potencia extranjera ose mancillar el suelo patrio. Algunas organizaciones de la sociedad civil expresaron su descontento por la detención de Ramiro pues alegan que su disociación de la realidad no supone peligro alguno para nadie, el único culpable de su locura es un gobierno que le ha mentido reiteradas veces, quienes ni siquiera tienen la delicadeza de conseguir las medicinas para su problema mental, cosa que ha desembocado en ese delirio. En la madrugada de hoy fueron allanados varios locales y oficinas de diversas organizaciones de la sociedad civil que abogan por la libertad de Ramiro, se dice que han librado varias órdenes de captura para algunos psiquiatras, psicólogos y abogados que trabajan en un documento que prometen hacer llegar a los medios internacionales donde exponen los alegatos para la liberación de Ramiro.

Al cierre de nuestra edición intentamos por todos los medios posibles establecer contacto con las autoridades para que nos dieran una declaración oficial, sin embargo nadie quiso hacer declaraciones, desde estas páginas le solicitamos a los voceros oficiales un reporte oficial a fin de poder hacer llegar a nuestros lectores una información más acertada, cosa que hasta ahora ha sido imposible para este reportero.
Desde Venezuela reporta para “Opiniones desde esta esquina del tercer mundo”
José Ramón Briceño.







miércoles, 22 de julio de 2015

Memorias 01

La ley

Siempre he sido un tipo medianamente respetuoso de las leyes, jamás he robado a nadie, no tráfico con drogas ni cometo actos ilegales a conciencia. Tengo la sensación de que vivir extremadamente apegado a todas las leyes y reglamentos, es un absoluto desperdicio de vida. Llegar a viejo sin anécdotas que contar sobre algunas barbaridades menores cometidas en la juventud temprana y tardía debe ser algo triste en verdad.

 En mi conciencia y anecdotario personal he sido culpable por haber quebrantado unas cuantas leyes debido a andar en estado de ebriedad por la vía publica, orinar en las esquinas, después de adulto haber fumado algo más que cigarrillos alguna vez, hasta llegar a emborracharme en una celda de policía con  la anuencia y compañía del agente de guardia, lo que en vista de las grandes calamidades de cualquier país latinoamericano, no pasan de ser anécdotas dignas de ser contadas pues son símbolo de haber pasado una adolescencia algo movida. Lejos de la aridez de tanta vida sin emoción que es tan común encontrarse en todos lados.

Cierta vez una buena amiga me pidió que la acompañase a llevar a sus casas a varios adolescentes que se habían quedado hasta tarde en su casa, eran amigos de su hija y a mi amiga no se le da muy bien eso de andar sola a altas horas de la noche, razón por la cual me pidió que la acompañase, en el trayecto, pasamos por una esquina desolada a esa hora, mi amiga, dijo en voz alta, como si de una gran hazaña, que  ahí, en esa esquina, la había detenido la policía hacía más de 20 años, no me quedó más que sonreírme de la ocurrencia pues pensé que lo que yo asumía como normal, al final no lo era tanto para mucha gente.

Mientras mi amiga parlotea con los adolescentes que llevamos comencé a hacer memoria, creo que la primera vez que me detuvieron fue por accidente, una tarde, alguna bromista llamó a unos amigos (todos teníamos entre trece y quince años) éramos apenas tres muchachitos que todavía no habían entendido que en Venezuela lo primero que se deben tener a mano son los documentos de identidad, además de las credenciales de trabajo y estudio. El asunto fue que una muchacha llamó a uno de mis amigos y entre una y otra bobada le dijo que se citarían en tal parte a tal hora, la  cita era una broma, nunca hubo tal muchacha esperando, sin embargo a un policía aburrido de montar guardia en una comisaria de urbanización, sin mucho que hacer, le pareció interesante detener a un gordo (yo) que junto a un par de desgarbados andaban caminando por donde no debían, al detenernos, se dio cuenta de que no teníamos documentos de identidad, se divirtió de lo lindo, nos asustamos mucho, pero al cabo de un par de horas nos dejó salir y corrimos como quince cuadras hasta llegar a la seguridad de nuestras casas. Nunca más salí con documentos de identidad.

Pasaron años desde ese incidente, adelgacé, me aficioné a la bebida y me volví parrandero, como era apuesto, siempre tenía entrada en todas las fiestas de la urbanización donde vivía, además me acompañaba un aura de “maldad” que aún no me abandona por más que me esmero, de los amigos de la primera vez presos, no supe más, fueron otros los compañeros de farra con quienes disfrutamos las anécdotas.

La detención más asombrosa fue una mañana, muy temprano, mi abuela (quien me crio) pidió que le fuese a comprar algo para el desayuno, en la esquina había un operativo policial, el agente me miró, me pidió documentos, radio mi número de cedula y yo me gané el regaño de la vida pues nadie quiso creer en mi casa que la policía me había detenido a las ocho de la mañana mientras iba a comprar medio kilo de queso para el desayuno.

Una noche, algún gracioso lanzó un petardo al jardín de una casa, con tan mala suerte que la policía pasó por allí, todos corrieron menos un amigo y yo, nos pasearon por toda la urbanización, hasta nos quitaron el poco dinero que teníamos encima para luego dejarnos ir sin mayor problema, más que el autoestima baja por haber sido extorsionados por dos policías, ha sido la única vez que he estado en una patrulla, por lo menos la única en malos términos.

Ese mismo policía que me detuvo esa vez, se volvió el azote de todo aquel que anduviese por la urbanización, la verdad nos detuvo tantas veces, nos requisaron en tantas esquina hasta que al final se convenció que aparte del cabello largo, los zarcillos, las estampa de mal vivientes limpios y bañados, no había nada más que una manga de gente que gritaba su diferencia del montón asumiendo poses extravagantes, que en algunos casos no hemos perdido, la rebeldía no se pierde con los años, más bien se acentúa.

No recuerdo en que momento ese agente, apellidado Plaza, se hizo cercano al grupo de amigotes, terminó por darnos el aventón hasta una licorería algo alejada que abría a deshoras para comprar, Ron, Anís o lo que las escuetas economías permitiesen comprar para desgracia de nuestros jóvenes hígados, pero eso acabó cuando Pedro, hoy día comerciante de cierto éxito con una hermosa familia, vomitó la patrulla, tocó lavarla a media noche mientras los policías decomisaban el Ron solo para beberlo y burlarse de los atribulados jóvenes que tuvieron que dar muchas explicaciones en casa a la mañana siguiente, gracias a los asombrados vecinos que vieron a las dos de la mañana a seis borrachos lavando una patrulla mientras dos policías de uniforme gritaban instrucciones con acento a Ron barato.

 Sin embargo al agente Plaza siempre podía verse los sábados por la noche haciendo una colecta entre los amigos con la excusa audible de ir por algún “repuesto” para la patrulla que invariablemente nos mostraba al término de una o dos horas, como todos ya sabíamos, el tal repuesto era por lo general un par de botellas de Ron para hacer más llevadera la guardia. Aunque mucha gente se horrorice con eso, la verdad prefiero una relación cordial con la autoridad que este eterno miedo que hoy día le tengo a cualquier uniformado pues la verdad jamás sabemos las intenciones de alguno, cuando  es solo un ciudadano más, es mejor mantenerse lejos de cualquier problema.

En esa época, nos reuníamos cuan ritual litúrgico en la casa de los hermanos Valera, era una casa normal como tantas otras, no tenían reja en el jardín y ostentaba un par de bancos de plaza en su acera, lo que nos permitía pasar horas haciendo nada como hacen los jóvenes, excepto cuando teníamos dinero para comprar alcohol. Ahora que lo veo desde la adultez, nunca fue mucho licor, apenas unos cuantos litros distribuidos entre muchos, pero la mala calidad de la bebida usualmente terminaba con uno que otro intoxicado vomitando en algún rincón sin que nadie se extrañase ni alarmase, simplemente lo dejábamos ser y si era posible conseguir algún vehículo que llevase al intoxicado hasta su casa, en algunos casos solo lo arrimábamos hasta el sofá más cercano donde dormía el resto de la fiesta sin que nadie lo molestase.

Desde ahí planificábamos las excursiones vacacionales que no eran más que campamentos donde jamás había comida pero siempre hubo alcohol a raudales, en una de esas salidas nos fuimos unos cuantos de campamento para la playa, con tan mala suerte que llovió a cantaros, se mojó todo el equipaje así como se inundó la carpa, al final tuvimos que dormir bajo el techo de un bar de playa que cerró temprano. Como hacía mucho frio y estábamos mojados se nos ocurrió la “genial” idea de comprar sendas botellas de “Anís Cartujo”, un litro por persona, no contentos por el desatino, competimos por ver quien tomaba más rápido, yo gané, pero al final perdí, la verdad no recuerdo mucho.

Se que bajé a la playa bajo la lluvia y me bajé los pantalones para orinar, no me los pude subir, es complicado subirse unos jeans ajustados que de paso están mojados y el dueño borracho imposible, al final subí hasta el malecón y me subí los pantalones, pero creo que algunos amigos ayudaron en la tarea, mientras eso sucedía, me cuentan que pusieron en prisión a una conocida con la que me había dado unos besos alguna vez, la muchacha estaba de juerga con otra gente y la policía los encontró en paños menores teniendo sexo bajo las estrellas.

 No sé quién me dijo pero en mi borrachera épica entré a la comisaría y me burle de los detenidos que aun hoy me odian con saña, un agente que me vio tan ebrio me dio café muy cargado y caliente, además me ofreció una celda para pasar la noche, por supuesto abierta y sin complicaciones, hasta allí fueron los amigos para sacarme del lio, al darse cuenta también tomaron café y hasta hablaron con el agente , le advirtieron que la detenida era hija del alcalde de Maracay, cosa que el hombre agradeció pues podía perder el empleo si no se comportaba, ojalá le haya ido bien, policías amables nunca han sobrado, por suerte me he tropezado unos cuantos.

Quizás la anécdota más traumática sucedió una tarde de sábado, estábamos unos cuantos bebiendo cerveza en un sitio del centro de la ciudad, mientras bebíamos a gritos como cualquier parroquiano, sin ver mucho que estábamos en un sitio familiar, al dueño se le cayeron unas copas de vidrio, cosa que causó la burla de todos los amigotes, cinco minutos después íbamos detenidos al puesto policial más cercano.

Era un autobús modificado para ser celda, allí estuvimos unas horas, unos agentes nos hicieron desnudar, nos chequearon los documentos y al ver que no había nada que censurar, nos pidieron esperar a que llegase un oficial para dejarnos ir, al preguntarnos qué haríamos al salir, alguien respondió a nombre de todos, que iríamos a beber más pues estábamos con resaca, cosa que les causo hilaridad a los agentes, quien muy amablemente  recomendó al grupo irnos a otro sitio pues el italiano del restaurante nos la tenía jurada, eso podría ser más problemático, mientras nos explicaba eso, llegó otro agente con tres detenidos que estaban acusados de haber atracado a una señora.

Eran tres jóvenes de muy mala catadura, los agentes nos explicaron que habían asaltado a una abuela a cien metros y habían sido atrapados en plena faena hamponil. Los mandaron a desnudar, al primero que le preguntaron el nombre estaba tan asustado que lloraba, le dieron un par de peinillazos que todavía recuerdo, el muchacho se orinó del dolor y se quedó acurrucado en un rincón , al segundo lo golpearon con saña pues al parecer golpeó a la señora, fue espantoso, no solo le dieron de bofetones, un agente se colgó del techo de la unidad, se balanceó y lo pateó en el estómago con mucha fuerza, todavía me pregunto como no se hizo en los pantalones, a mí me hubiese pasado, como el fulano no se desmayó ni lloró, un tercer agente  le colocó una navaja en la oreja y lo amenazó con cortarle la oreja si no le decía “cabeza de gusano” a otro agente, este agente que no había visto era un negro de por lo menos metro noventa y unos ciento veinte kilos de musculo, el mismo que amenazaba al joven dijo voz en cuello “que bolas cabeza de gusano ni los malandros te respetan, tienes que hacer algo”, el tal “cabeza de gusano” sacó su peinilla y la dobló hasta casi partirla, acto seguido la descargó en las costillas del tipo, ahí si se cayó de espaldas, lo levantó y le dijo que repitiese los que acababa de decir, cuando el fulano dijo que lo habían amenazado con cortarle la oreja si no le decía “cabeza de gusano” lo volvió a golpear esta vez con el puño en el estómago
.
El tercero de los maleantes se colocó en posición y asumió que sí que habían arrebatado la cartera a la señora para tener algo de dinero, que la cartera se la había dado a la policía que por favor no lo golpease, que no diría nada, pero igual lo golpearon, le dieron una tunda de puntapiés en las nalgas y un peinillazo en la espalda. En ese momento nos llamaron a la puerta de la unidad, nos devolvieron las cedulas y salimos de ahí, me fui a mi casa y no salí en todo el fin de semana, la escena me persigue hoy, más de veinte años después del incidente.

Claro, no todo era susto, una tarde, acompañando a uno de los calaveras amigos míos, salimos con una cámara super ocho, sin película, a hacernos pasar como “productores de televisión”, nos pareció una buena excusa para conocer mujeres, lo que no calculamos fue terminar en una celda de la Guardia Nacional, siempre temida, siempre temible. Nos detuvieron de manera muy amable, nos conminaron a pasar a una estación móvil, al preguntarnos que hacíamos, les dijimos que en efecto éramos aspirantes a  productores de televisión que andábamos en busca de talentos, para hacer más creíble nuestra historia no permitimos que el oficial abriese la cámara pues podía velarse la película , la verdad era que no había tal película y si se daba cuenta pasaríamos un muy mal rato en algún cuartel de la guardia, al final el hombre asumió que no pasaba la gran cosa y nos dejó ir, no sin advertirnos que nos fuésemos a otro lado ya que la próxima no nos dejaría salir tan bien, nos fuimos y la cosa no pasó a mayores.

Al poco tiempo, un amigo tuvo una pelea con un fulano que trabajaba en un centro comercial, como el fulano jamás andaba solo, nos pidió acompañarlo para evitar que terceros se metieran en la pelea, nos fuimos varios, yo particularmente iba como observador, eso de andar peleando jamás fue de mi gusto, nunca rehuí una pelea pero salir a buscarla jamás fue de mi agrado, en fin, llegamos a la hora de salida del fulano, efectivamente iba acompañado de otros tantos fulanos, empezó la pelea, en algún momento, uno de los tipos me dijo un par de cosas y me lanzó un golpe que afortunadamente no me dio, me metí en la pelea, no supe más que de dar y recibir golpes, hasta que di con que el hombre tenía una corbata, lo tomé de allí, mientras con la mano izquierda lo halaba por la corbata , con la derecha lo golpeaba, hasta que sentí unas manos que me lo apartaban, al voltear lo que vi fue el uniforme de la policía política de la época la más terrible “DISIP” , al voltear estaba solo, ni uno solo de los amigotes estaba cerca, afortunadamente una de las personas que veían la pelea dijo que yo era otro mirón, que el hombre me había ofendido y golpeado de gratis, los policías se sonrieron, dijeron un par de cosas, me preguntaron si haría denuncia y me dejaron ir sin más.

Al llegar a la cuadra me encontré con los amigotes felicitándome por tal o cual golpe, que era un tipo valiente, me explicaron que huyeron cuando llegó la policía política, es más, la pelea se disgregó al ver la temible patrulla amarilla llena de uniformados de negro, eso jamás terminaba bien, que estaban esperando a ver si no aparecía para ir en comisión a mi casa a avisar que estaba preso, fue suerte solamente, gracias a que otro transeúnte me defendió de gratis. Creo que ha sido la última vez que me pelee, espero nunca más volver a verme obligado, la verdad anduve adolorido toda la semana.

Meses después, una tarde de domingo pasé frente a la comisaria de la urbanización, estaba el agente Plaza de guardia, iba a comprar cigarrillos acompañado del amigote de la época, al volver el agente nos invitó a pasar, en una celda tenía unos archivos, en la última gaveta había una botella muy grande de Ron, la verdad nos bebimos dos litros entre los tres, el agente nos contó algunas historias de terror que para el momento me parecieron mentiras de borracho, sin embargo los años me han mostrado que realmente suceden, después de esa noche nunca más volví a ver al agente Plaza, alguien me dijo que había apaleado a un ladrón de poca monta que resultó ser familiar cercano de un político de cierto renombre, lo reasignaron a otra comisaria en otro municipio, espero que la vejez le sea tranquila, no era u mal tipo, solamente estaba atrapado en un mal mundo donde ser sanguinario es la única manera de vivir, es un submundo difícil de entender para gente como uno, sin embargo, los policías de ahora son bastante diferentes de aquellos de hace veinte años.

Aunque la verdad no tiene nada que ver con las leyes, un fin de semana en que cumplía quince años la prima de una novia que tenía mi amigo, en Caracas a dos horas de carretera, nos fuimos con la confianza de los que han sobrevivido a las calles, nos bajamos en el terrorífico terminal de buses de la capital a las nueve de la noche, tomamos el ultimo metro y así llegamos, sin regalos pero con hambre a la fiesta, todo era más o menos normal, comida, alcohol y algunos caraqueños antipáticos como en cualquier parte, personalmente debo haber dado cuenta de un par de botellas de Wiski, a esa edad y con el hígado entrenado al licor barato, cualquier cosa más o menos decente era un manjar difícil de dejar ir.

Después de mucho hablar y algo de baile con las invitadas, me dieron ganas de ir al baño, al entrar estaba ocupado, pero la urgencia era tal que utilicé el lavamanos, el otro caballero que utilizaba el excusado comenzó a halagar mi hombría, con cuatro tragos encima, no entendí la cosa sino como acoso, al cual respondí con la violencia de costumbre, mis amigos que me vigilaban siempre pues ebrio cualquier cosa se me podía ocurrir, intervinieron en la pelea , no me dejaron golpearlo y el pobre hombre fue socorrido por las damas de la fiesta que eran sus amigas. Salí a fumar un cigarrillo cuando me dieron las arcadas normales para quien ha bebido tanto alcohol, con tan mala suerte para el que me había agredido, que vi su carro estacionado al frente, lo supe pues vi al hombre salir de ese vehículo más temprano, me subí al techo del vehículo donde vomité a discreción desde la cena hasta los pasapalos con su caldo de ácidos gástricos y alcohol, me bajé como pude y me dormí en un rincón, nos despertamos y al filo de la madrugada volvimos a la ciudad con resaca y anécdotas, tiempo después supe que el vómito había dañado toda la pintura del carro, estoy seguro que el tal fulano nunca más se le ocurrió atacar adolescentes sin estar seguro de la sexualidad de quien acosa, se salvó de unos golpes, pero al final le dolió más tener que pintar el carro, un par de años más tarde lo encontré en otra fiesta, me enteré quien era pues la dueña del festejo me pidió que si me embriagaba por lo menos no se me ocurriera decir nada de lo acontecido años atrás, ahí ya tenía novia, ese fue el chiste de la noche ya que tuve que explicarle en detalle la razón de la advertencia.
Después me hice fotógrafo, comencé a dar clases, me volví adulto y tuve cara respetable. Ya profesor de fotografía, inauguraba mi primera exposición en el instituto, la novia de aquel momento cruzó la ciudad para acompañarme al evento, un par de horas antes fui con un compañero de trabajo a comprar un vodka para después de la inauguración, con tan mala suerte que nos detienen en el camino, resulta que los fulanos policías iban a hacer un allanamiento y nos detienen para que fuésemos testigos , dejé a la novia plantada, jamás fui a la inauguración, hasta el día de hoy la mujer piensa que me fi de parranda con alguna alumna pues nadie parece creer que estuve detenido hasta las tres de la mañana para ser testigo de un fulano allanamiento a un traficante de drogas que jamás se hizo.

Creo que mi única gran falta, la que pudo haberme puesto tras las rejas varios años nunca paso a mayores, yo era profesor de aquel instituto, como era joven siempre habían una parvada de jovencitas buscando fiesta, la verdad yo estaba muy enamorado de una mujer con la que tenía una relación, como siempre, ellas quieren casa , perro y muchachos, yo no soy muy bueno en eso, en esa época lo era menos, así que la mujer me dejó, a la semana estaba con una flaca preciosa de apenas 18 años, un cuerpo esculpido a cincel, lo que le faltaba de experiencia le sobraba en amor, así estuvimos casi un año.

En algún momento, invité a una alumna a ser modelo de desnudos, fue un ofrecimiento sin mayores problemas, yo necesitaba un cuerpo que fotografiar, ella era (aun es) una mujer bella, hicimos las fotos y terminamos en un hotel de paso, fue una tarde espectacular, viví una película porno, un sueño largamente ansiado que me tropezó. Terminé de manera trágica con mi novia y empecé a salir con esta otra que me revolvió la vida por un rato, creo que fue mi primera tentativa de vivir con una mujer, afortunadamente la dicha no fue muy larga, terminamos un par de meses después, me deprimí, encontré un nuevo empleo, mejor que el de ser profesor.

Quince años más tarde, aquella muchacha que de alumna me convirtió en su pupilo pues en cosas de sexo, sabía mucho más que yo, que a pesar de tener casi treinta años  (ella supuestamente tenía diecinueve), me confesó que cuando fuimos amantes apenas tenía dieciséis años, yo podía ser su padre, es más, viví más de un mes en continuo delito con ella, creo que ha sido la cosa más espantosamente espectacular que me ha pasado, por suerte nadie se inmutó.

La última vez que estuve en una comisaria, ya era padre de mi hija, una noche en la que algunos amigotes pudimos escapar de la monotonía del hogar, nos reunimos en los bancos de la casa de los hermanos Valera, estaba el menor, nos tomábamos un trago cuando un joven se acercó a media noche a pedir un trago, como nadie lo conocía, no le dieron el licor, el fulano lanzó un vaso que por fortuna no le dio a nadie, comenzó la persecución del jovencito, él tendría apenas veintiuno, nosotros todos mayores de cuarenta, lo perseguimos sin mucho éxito, yo terminé con rodillas y codos rotos por haber caído en un resbalón, a otro amigo le sucedió lo mismo, mientras nos reíamos de nuestra torpeza de viejos volvió el borracho, esta vez lo atrapamos, para no golpearlo uno de los amigotes le quitó el celular al joven y lo pateó rompiéndolo, el borracho se puso más violento, lo que le mereció algunos golpes leves.

Alguien le rompió la nariz, el joven se fue, nos volvimos a sentar y nos servimos más tragos, a los diez minutos llegó una patrulla, el agente nos pidió que lo acompañásemos, nos montamos en el carro de uno de los amigos, llegamos a la comisaría, nos bajamos y al entrar nos encontramos con que el fulano había ido a buscar a la exsuegra, resulta que esa noche la muchacha lo había terminado y se emborrachó, con tan mala suerte que le buscó pelea a estos cuatro viejos que al final le dieron la tunda que le podría haber dado su padre, los policías no entendían muy bien que sucedía, en algún momento me harté, les dije que era funcionario pero que andaba sin mis credenciales, creo que por la actitud que tomé, como si yo fuese un fulano importante, los agentes no se movieron ni preguntaron mucho, le dije al muchacho que se dejara de lloriqueos, que fuese hombre para aceptar que se metió con quienes no debía, como a ningún agente se le ocurrió pedirnos identificación, agregué que era muy tarde, que los agentes querían descansar, me despedí y le pedí a mis amigos que me acompañasen, así salimos de la comisaria sin problemas, creo que al muchacho lo detuvieron por pendejo, nunca supe nada más, espero nunca más volver a ninguna comisaria a nada.

La última vez que estuve de viaje, fue una tentativa de exilio, al poco tiempo de llegar a la ciudad mexicana donde me alojaba, se presentaba de gratis un grupo de rock con el que tenía en deuda ver en vivo, mi madre (pobre) me llevó a la feria pues todavía me niego a manejar un vehículo que tenga más de dos ruedas. Mientras esperábamos que comenzara el concierto nos bebimos unas cervezas, la verdad que debo admitir la calidad de las cervezas mexicanas, mientras en Venezuela debo tomar cuando menos diez de 350ml , allá con seis ya uno está sonriendo como un bobo feliz.

Comenzó el concierto, me sorprendió la calma del evento, los jóvenes con sus cavas llenas de licor, sillas de extensión y tequila sin que nadie se molestase en nada, no había peleas ni lo que usualmente encontramos en cualquier evento venezolano, si es gratis, peor el asunto. Mientras en el escenario tocaban “Puto”, justo al frente de mí, un muchacho de pocos años encendía un porro de buena mota mexicana, como yo le llevaba más de treinta centímetros al joven y mi rostro de verdad no es muy amable, le señalé lo que fumaba, le pedí amablemente un par de caladas que él, no de muy buena gana, me cedió. Le fumé casi todo el porro.

Entre las cervezas y la droga de verdad la estaba pasando muy bien, al terminar el concierto sentí una urgencia por ir al baño, ahí me di cuenta que ya no tenía monedas para pagar el servicio (allá nada es de gratis), así que tocaba ir hasta la playa que apenas distaba cincuenta metros, pero si borracho no es gente, drogado menos.

A lo lejos vi un grupo orinando en una esquina, los imité al instante, con tan mala suerte que me entretuve en la deliciosa sensación de descargar la vejiga mientras se está en ese estado alterado, una linterna me alumbro y no se me ocurrió más que hacerle una mala señal con el dedo medio de la mano derecha, al instante me tocaron el hombro, eran tres policías municipales con cara de querer ganarse unos pesos extras, ahí recobre la dignidad de profesor de literatura que durante tantos años me ha servido para aparentar cierta “importancia”, los agentes me increparon por mi mala educación, al final en todas partes es lo mismo, te piden los documentos , que por supuesto no cargaba , eso de andar paseándome con el pasaporte me da cierto miedo no vaya a ser que lo pierda y comience el drama de encontrar otro en un país extraño, si acá es un asunto que dura casi un año entre la solicitud y la entrega del documento, solicitarlo a una embajada en el extranjero debe ser un suplicio mayor.
Les explique, (de paso aproveché para exagerar la cosa) diciendo que con gusto los acompañaba a la estación pero que primero debíamos ir por mi mamá a la zona “VIP” para darle las llaves del carro que ciertamente tenía conmigo, además de avisarle que estaría detenido y me llevase el pasaporte pues como mi acento lo denunciaba era extranjero en tierra de Mayas (plena península de Yucatán) , los agentes me insultaron, me regañaron por andar cometiendo groserías en el extranjero, seguro hasta me maldijeron un par de veces, yo quise felicitarlos por lo buena gentes que eran, poco faltó para que me pateasen, me fui contento y con mi segunda historia de esas que no se le cuentan a una madre, eso fue hace tres años, mi madre no conoce esta anécdota, a ciencia cierta, si llega a leer esto le debe dar un infarto de seguro.

El segundo episodio lo tuve en el aeropuerto, a mi vuelta al país me tocaba hacer una interminable escala de nueve horas en el aeropuerto de México D.F., para un fumador eso es toda la vida, me encerré en un baño y encendí un Marlboro  rojo que a decir verdad supo a gloria, pero los agentes llenaron el baño pues se imaginaban a un árabe fumando hachís cuando la verdad era simplemente un venezolano que se estaba fumando los dedos, di algunas excusas, les expliqué, me regañaron aconsejándome no volverlo a hacer pues ellos podían detenerme, cosa que casi les pedí pues de seguro en la celda podría fumar a discreción, pero lo pensé mejor, estar detenido en cualquier parte del mundo no es algo que me gustaría, además si la fama que les precede era cierta me podían dejar sin los miserables 300 dólares que traía para sobrevivir hasta encontrar empleo en mi país.


Es increíble todo lo que uno puede pensar en diez escasos minutos, debo pedirle disculpas a mi amiga pues no le presté la más mínima atención a su cuento de como a ella y a su novio los detuvieron una noche al salir de una fiesta, solo he podido pensar que tan benevolente ha sido la suerte conmigo ya que a pesar de haber vivido al borde jamás me pasó la gran cosa, puse cara de sorprendido y me reí con cierta incomodidad, jamás podré confesarle que en los últimos veinte años he estado en más de una comisaria, he sido testigo del vandalismo policial, he pagado para que me dejen en paz, me han requisado de maneras infamantes, casi he estado preso por tener sexo con una menor, en un aeropuerto internacional casi me detienen por fumar escondido en un baño, por orinar en la vía publica también me iban a detener en México, mejor la dejo con su súper anécdota, las mías me las trago no vaya a ser que dejen de respetar a este respetable profesor.

José Ramón Briceño 2015


sábado, 17 de enero de 2015

La invasión



En entrevista exclusiva para este diario digital pudimos entrevistar a quien dice ser el enlace entre la población y las tropas enviadas para su liberación, nuestro corresponsal exclusivo para Venezuela, el profesor Briceño, se ha colado en los calabozos de la policía política para traernos la historia de cómo el exilio venezolano está trabajando para derrocar el mandato del presidente de ese país.

La mañana del 10 de enero del 2015, desembarcaron por la bahía de Chuao mil cuatrocientas tropas de UNO, así lo afirmó el capitán (a) Ramiro Chacón, quien en otros tiempos ejercía como ingeniero de sistemas de la extinta PDVSA y luego de un par de años desempleado decidió emigrar bajo la figura de refugiado político, cosa que le permitió entre otras cosas vivir en los estados unidos sin el incordio de ser ilegal, allá laboró hasta el año pasado como vendedor de mostrador en el WallMart de Miami, donde fue contactado por dos generales que allá viven, quienes entre wiskis y parrilla dominical lo convencieron de tomar el camino de las armas para liberar a Venezuela.

Cuenta Chacón, que estuvo tres meses de entrenamiento básico los domingos en un campo al oeste de “Little Venezuela” donde, con la excusa de jugar softball se reunían varios compatriotas a definir el plan para invadir el país, un lunes, a principios del año pasado, la tienda decidió prescindir de sus servicios para comenzar a contratar a bachilleres desempleados a fin de colaborar con un plan regional de disminución del delito, pues para la época había un incremento del 3% en la tasa de robos de dulces en la mencionada tienda, cosa que reportaba a fin de año más de 30.000 dólares en perdidas, cosa que hizo decidir a la junta de administradores a ejecutar el plan ya que en todo caso apenas sumaría 14.000 dólares al año, lo que supondría una minimización de más del 40% de las pérdidas anuales.

Ese mismo lunes por la tarde Ramiro se entrevistó con el general Mendoza en una panadería donde compartieron cachitos y maltas, se ofreció a colaborar con la avanzada nacionalista y solicitó un anticipo de seis meses de paga para dejar dinero a su esposa, así mismo contrató una póliza de seguro por un millón de dólares en caso de asesinato o de muerte súbita, cosa que hizo la aseguradora por una suma imposiblemente baja ya que, imagino, pensaba que el pobre hombre desvariaba como los tantos inmigrantes recién llegados que acostumbrados a la violencia de sus respectivos países, tomaban esa previsión sin sentido en un país con apenas 10.000 muertos al año en una población de más de 400 millones, cosa que estadísticamente dice que es parte de la mala suerte caer en una balacera ajena, pero que en el resto de Latinoamérica es bastante factible la cosa.

Al llegar a su casa le dio la noticia del despido a su esposa, quien automáticamente comenzó a llorar pensando que su sueldo solamente no alcanzaría, Ramiro le contó que ya había encontrado empleo en una empresa petrolera en Afganistán quienes lo habían contratado con la condición de que se fuese mañana mismo, cosa que pensaba hacer, le dio además (a su esposa) el dinero en efectivo de su adelanto de sueldo y la póliza de seguros que había comprado, sin mencionarle nada de su verdadero plan. Esa noche durmieron mal pero contentos, él por la posibilidad de darle su merecido a los espantosos chavistas y ella por pensar en el futuro que le depararía el hombre que ha decidido cambiar el triste empleo de vendedor de mostrador de uniforme y corbatín por volver a lo que sí sabe hacer, estar 8 horas en una oficina haciendo la contabilidad de una empresa petrolera, aunque le daba cierta tristeza la distancia le emocionaba la posibilidad de volver a ser una señora sin mayores obligaciones que las de la casa, tal y como cuando estaban en Venezuela, no este eterno trajinar de lunes a lunes por cuatro miserables dólares que de paso tocaba declarar impuestos, nada de lo que soñaban antes de tomar el avión se ha cumplido, excepto claro sin escasez , colas ni atracos.

Llegó la mañana y con ella la despedida, hubo lágrimas, abrazos y promesas, un taxi se encargó de buscarlo con la excusa de evitarle la despedida en el aeropuerto a su esposa, ambos odian esos gestos desde que les tocó despedirse de sus viejos allá en Maiquetía hace ya diez años.

El taxi lo dejó en la terminal de autobuses donde compró un pasaje a nombre de Matías Pascal para despistar a los espías del gobierno venezolano y se fue a la frontera norte del país, viajó treinta y dos horas hasta un pueblo texano donde un catire con más estampa de teutón que de venezolano lo recibió con los brazos abiertos y le dijo en español el santo y seña, tenía acento oriental, en el camino al centro de entrenamiento le contó que en Venezuela era ingeniero de suelos, firmó en la lista tascón y como muchos fue despedido en cadena nacional, al mes siguiente tomó un avión y se fue para nunca más volver, acá trabajaba de analista de una empresa de seguros que se ocupaba del negocio petrolero, aunque no le iba mal, la nostalgia de su gente lo estaba matando. En un viaje de vacaciones lo abordó un antiguo compañero de trabajo y le comentó del plan secreto, se unió hace tres años, ya había hecho el curso de francotirador y se entrenaba a diario jugando “call of duty” luego del horario laboral, hasta su hijo mayor era todo un experto, los domingos hacían ejercicios militares en el rancho de un simpatizante gringo quien de paso era marine retirado.

Ramiro cuenta que llegó hace seis meses para preparar todo, entró por Trinidad y Tobago, en un extraño peñero de tres motores de 80 caballos, pasó a la media noche acompañado por dos “pescadores” de aspecto harapiento y de mal genio, nadie quiso conversar con él, a las tres de la mañana fue dejado en una pequeña cala, al sur de Cariaco, de ahí caminó una hora hasta la parada del bus, iba muy asustado y caminaba al principio del montarral de la carretera, para esconderse de cualquier mirada inquisitiva, al llegar al terminal de buses, tomó otro con destino a Puerto La Cruz, donde alguien que atendió al número que le dijeron en Trinidad dijo irlo a buscar en un punto determinado, cambiaron unos dólares en moneda nacional, le pagó a un secretario sectorial del partido de gobierno en la localidad por una cédula venezolana a nombre de Matías Pascal y se fue hasta la capital donde otro contacto lo llevó hasta un apartamento, al día siguiente compró, no sin sorpresa por lo costosa, una laptop cuya factura salió al nombre que ahora usaba.

Hizo todos los pasos para seguir las instrucciones secretas desde la web. Al preguntársele sobre el modo en que esas instrucciones eran dadas, él nos confesó que venían encriptadas en los crucigramas del Miami Herald y del Hufftintong post, los días lunes y jueves, si la primera palabra del horizontal del Miami herald era Suck, ya sabía que se trataba solo de la primera parte del mensaje y el segundo en el otro diario, si la palabra no estaba pues era al contrario el asunto, fue idea del criptologo quien dijo que mejor dividíamos el mensaje para que no les pasara como al periódico nacional de ese país (este) a quienes sorprendieron desde ese programa de VTV, sí, es cierto dijeron los expertos y así se comenzó a usar.

Una de las instrucciones fue la de evaluar  posibles playas para desembarco de tropas, Ramiro se dedicó durante el resto del año a pasear por todas las playas posibles, hacía unas veces de fotógrafo, otras de periodista y cuando tenía buena suerte, como pareja de alguna bella mujer (cosas del trabajo, se decía, para no sentirse infiel a su esposa), en una de esas vueltas decidió que era Chuao la indicada, sus superiores vieron la foto colgada de un blog previamente registrado y diseñado antes de salir de su sitio de entrenamiento, hace unos meses.

La semana pasada fue la orden, tenerlo todo listo para el desembarco, se hicieron los cálculos, ya con anterioridad había organizado una revuelta entre los pobladores, quienes en la quiebra por la mala situación económica habían quemado la casa del partido junto con os concejales y un alcalde, quien estaba de visita pues tocaba explicar la razón de que los motores y los anzuelos que habían encargado se perdieron en el camino.

Él, como buen soldado los recibió, entregó las coordenadas al coronel que comandaba el desembarco y se devolvió a Caracas en autobús. Desde ese día no ha sabido nada más de la tropa y su oficialidad, dice de modo confidencial que cree que se pudieron haber perdido por la cordillera de la costa o simplemente aún están de parranda  a la orilla del mar, claro, con el dólar negro por las nubes es complicado resistirse a una buena fiesta con mujeres, guarapita, cerveza y ron que te va a costar la décima parte de algo similar en Miami Beach.

Ramiro está detenido en los calabozos de SEBIN por “traición a la patria”, fue detenido el pasado martes frente a las puertas del palacio de Miraflores, donde gritaba consignas junto con algunos improperios a los oficiales y cuanto ser con estampa importante pasaba por allí hasta que un general se sintió ofendido y dio la orden de aprenderlo, cosa que ejecutó un capitán de la Guardia Nacional, la cosa no pasó a mayores gracias a unos activistas de Amnistía Internacional que presenciaron la escena e impidieron que un sargento lo golpease.

Según fuentes extraoficiales que pidieron mantenerse en el anonimato, Ramiro Chacón es  obrero de una empresa de televisión por cable. A las puertas del sitio de reclusión pudimos hablar con su esposa, la señora  Marbelys de Chacón quien nos explicó que desde hacía tres años vivían en un “refugio” a la espera de que el estado les asignara casa, dicho refugio funciona en un motel de la ciudad, viven en una habitación él, la señora y sus tres hijas menores de edad. Sufre de una depresión profunda cuya medicación hubo que suspender por que las pastillas desaparecieron gracias a la escasez, además hace tres semanas los robaron dentro de la habitación a punta de pistolas unos motorizados que dijeron ser del “Colectivo Iris Varela” quienes alegaron estar recogiendo fondos para defender la revolución, desde esa noche Ramiro lloró de rabia y salió a buscar ayuda, no lo volvimos a ver, dijo la señora Marbelys quien dice haberse enterado de la reaparición de Ramiro gracias al periódico del gobierno, quienes irresponsablemente le dedicaron toda la contraportada al caso de Ramiro, acusándolo de paramilitar invasor, cuando en realidad no es más que otro desesperado más gracias a la situación económica.

El exilio en Miami, liderado por el general Mendoza ha realizado un comunicado conjunto donde niega participación alguna en la supuesta invasión a Venezuela, así mismo el excandidato presidencial y gobernador del estado Miranda, hace un llamado a la población a no dejarse engañar por promesas de violencia, que la salida es electoral pues en democracia eso es lo que se hace, la MUD por su parte ha hecho sentir su voz exigiendo que se investigue el caso pues no pueden permitir que ninguna potencia extranjera ose mancillar el suelo patrio. Algunas organizaciones de la sociedad civil expresaron su descontento por la detención de Ramiro pues alegan que su disociación de la realidad no supone peligro alguno para nadie, el único culpable de su locura es un gobierno que le ha mentido reiteradas veces, quienes ni siquiera tienen la delicadeza de conseguir las medicinas para su problema mental, cosa que ha desembocado en ese delirio.

En la madrugada de hoy fueron allanados varios locales y oficinas de diversas organizaciones de la sociedad civil que abogan por la libertad de Ramiro, se dice que han librado varias órdenes de captura para algunos psiquiatras, psicólogos y abogados que trabajan en un documento que prometen hacer llegar a los medios internacionales donde exponen los alegatos para la liberación de Ramiro.
Desde Venezuela y a la espera de nuevos acontecimientos reporta para “Opiniones desde esta esquina del tercer mundo” 

José Ramón Briceño.






sábado, 14 de junio de 2014

15 Millones de razones


Desde siempre me ha gustado el humor, ese inteligente que se burla de todo sin insultar (de manera evidente al menos) a nadie, mismo que hace del poder su crítica inicial, pero que sin embargo no deja resquicio del quehacer humano que no sea blanco de su sátira. Cuando niño en la casa donde me crie siempre hubo cierto  sesgo hacia la literatura humorística, de manos de mi abuela llegue a ver el famoso “sádico ilustrado” que publicaba el Nacional, también recuerdo que a los siete años ya recitaba de memoria algunos pasajes de “Las celestiales” de Miguel Otero Silva y entre uno y otro llegó a mis manos, ya adolescente (yo por supuesto) Otrova Gomas , ciertamente en ese momento, aunque me hacían gracia algunas cosas, la verdad no entendía en profundidad el significado de sus libros, que ahora resguardo en mi biblioteca como tesoros.
En “El hombre más malo del mundo” aparece toda una fauna que para el momento se suponía reunía el ideario de los adecos de ese tiempo, eran los años 80´s, sin embargo parecen escritos sobre la semblanza de un “revolucionario” cualquiera de estos tiempos, con sus brutalidades garrafales, su ignorancia supina, mal gusto en todo y sus excesos en el asunto este de la malversación de fondos.

Recordando esto he decidido dejarme de pruritos emocionales, de rectitudes que poco importan a nadie, de mi natural tendencia a la crítica razonada para unirme a la legión de venezolanos que quieren huir a como dé lugar del país, lejos de este eterno esperar a que “algo pase”, evitar a los malandros, vivir como un espía de la guerra fría, no por lo glamoroso si no con la guardia alerta todo el tiempo, uno jamás sabe cuándo un malandro se “enamora” de la estampa de uno y zas, me da un disparo por no cargar jamás más que para el pasaje y los cigarros (eso si no los compré al salir de casa ya que la marca que fumo ya se está volviendo escasa), pero no quiero emigrar de sudaca espalda mojada, tampoco quiero andar limpiando mesas (lo hice por 3 meses en México) , quiero llevarme a mi familia completa, hasta el gato pues.

Vivir en algún sitio donde lo común sea precisamente lo que todos los venezolanos soñamos, como no soy muy sociable que digamos tampoco me dolería mucho no tener vecinos muy cercanos, quiero viajar por placer pero en clase ejecutiva, me da mucho fastidio tener que perseguir a la azafata para que me repita la dosis de vodka o esperar a que las mujeres esas decidan repartir la comida, puedo aguantar las ganas de fumar pero viajar con hambre es una tortura absoluta y en clase ejecutiva lo miman a uno más.

Quisiera comprar todas las cámaras con las que sueño, auto patrocinar mis libros de fotografía, planificar con tiempo la educación superior de mi hija, hacer fotos por gusto y tener (si acaso) un solo empleo, sin tigres necesarios, sin regateos por todo y muy importante, sin preocuparme por la escasez o por el aumento del dólar. Sin grandes lujos, me conformo con vivir como todo un clase media cualquiera del primer mundo.
Mirando a los enchufados, no pareciera la gran cosa, una jaladita dura, nada que un antifaz de dolares o de euros no calmen, cualquier cosa hablo con algún médico que ande mal de efectivo y que me recete un camión de Prozac y listo, ya estaría en el camino a la emigración, hasta dejaría que me secuestren como dicen que hicieron con una periodista que salió en pocos días a Canadá, al parecer para no volver y sin las incomodidades que ha tenido tanto amigo que llevan más de tres años esperando que la embajada les dé el visto bueno para la emigración, eso que se gastaron sus buenos cobres entre curso de francés, pasajes de avión, papeleo interminable y creo que hasta una agencia, tengo un par de personas muy cercanas que viven a la espera de la luz verde para vender hasta los loros, comprar dólar o euro innombrable y mudarse para no volver.
Pienso poner a la venta mi blog, este mismo que usted querido lector está leyendo, ya hice los cálculos, con 15 millones de dólares a plazo fijo en cualquier banco, mantengo a mi familia cercana, mis viejos y hasta mis nietos sin tocar el capital, en puro interés, les regalo de paso mi biblioteca (ahí solo hay literatura, nada de política) , la entrega de la plata debe ir acompañada de pasaportes para todos, por supuesto con visado de residentes para toda mi familia y así me voy para jamás acordarme que existen Maduro ni el Psuv, los ladrones en los buses, los 25 mil muertos anuales, la escasez, las quincenas mortales que no alcanzan para el mercado, los sueldos de hambre de todo el escalafón docente, lo pornográfico que resulta ver los catálogos de cámaras y demás equipos digitales, los viajes largamente planeados solo a sitios donde algún amigo o familiar tenga a bien prestarnos un sofá para dormir mientras dura la visita, lo venezolanos mojoneadisimos por que compran barato en Wal-Mart y la larga lista de cosas que no me agradan de por acá, aunque hay muchísimas más que me gustan , solo la idea de escapar de esta miseria y asegurar futuro para la familia pues se vale.

Como la verdad no creo que suceda así cuando menos, igual seguiré gritando desde mi esquina todo lo que me molesta, sin piedad ni siquiera por cuidar las formas, esta es la mejor forma de resistencia, la persistencia de las ideas y la discusión sobre bases lógicas, sin pensar mucho en quien se molestará pues quien se pica es porque ají come, pero por 15 millones en moneda dura podría pensar en abrir otro blog desde la comodidad de otro país, dudo mucho que alguna vez logre olvidar mi tierra.
José Ramón Briceño, 2014
@jbdiwancomeback



miércoles, 22 de enero de 2014

La Aventura Mítica del Malandro (¡Pendiente, perro caliente!)

Todos los seres humanos hemos tenido, y quizás aún tengamos, un héroe a quien admirar, seguir, amar.
            Claro, no cabría en la posibilidad que nosotros hubiésemos, en algún momento de nuestra infancia, buscado una tapa de un pipote de basura junto a un palo de escoba, y jugar/fantasear que teníamos tremendo escudo y espada (o lanza. Dependía), corretear por todo el patio de la casa pretendiendo que éramos Aquiles o un soldado espartano.  No, para nada.  Eso se lo podemos dejar a los niños de las eras posteriores a la antigüedad, en Grecia (y si me topo con un griego (a) y me confiesa que hasta hoy sus niños en su cultura hacen eso, me inclinaré ante ellos y me preguntaré aún más por qué nosotros no tenemos tanto sentido de pertenencia con nuestro pasado).

            Nuestro culto a la heroicidad se inclina más hacia una alabanza más bien a la súper-heroicidad.  Jugábamos a ser Batman, Spiderman, Leono el de Los Thundercats; y algunos que otros se atrevieron a amarrarse un paño o sábana al cuello, encaramarse en la platabanda del techo, y lanzarse al vacío creyéndose Superman.  Pero, como ya el cuento de que los tiempos han cambiado no suena tanto a cuento sino a meta-realidad, pues dentro de esos cambios drásticos nuestros infantes -en la gran mayoría- no apuestan por esas súper-heroicidades, sino a una especie de atractiva anti-heroicidad.

            Dícese del anti-héroe que se trata de las hazañas de un personaje ficticio, que se perfila al contrario de lo que se establece como héroe.  Ambas posiciones pueden tener un objetivo común: la justicia, con la diferencia de que el antihéroe está consciente de que puede caer también en manos de la ley, ya que jugó mucho con la misma.  Aunque, ese antihéroe actual no se torna tan de ficción.  La maldad reina, lo incorrecto impera.  Y ser malo e incorrecto es atractivo (nada que ver con el Sr. Demonio.  Él se queda pequeño frente a este ejemplo).  Las sociedades en sus marcados territorios y clases poseen modelos a seguir, y según, los padres son los principales, pero al parecer eso es algo para los niños sumamente aburrido o muy contraproducente: porque, en un caso como Venezuela, su padre o su madre pueden ser… malandros.

            Entonces,se estaría al frente de un anti-héroe antisocial, un anti-héroe que delinque, que las morales y valores aceptados generalmente no le quitan el sueño, más bien lo convierte en su propio insomnio.  El colectivo en número creciente les teme, se aterrorizan ante ellos, pero otro porcentaje los idolatra, los respeta (incluso el temor equivale para el malandro el propio respeto).  Si generaciones anteriores jugaban a ser superhéroes, los niños 2.0 ó 3.0, como quieran calificarlos, juegan a ser y convertirse -y con un tanto de ayuda real y no ficticia- en malandros.  Porque eso es lo que manda: calzarte tu martillo pa’ tras y ponerte serio.

            El malandro para transfigurarse en lo que tiene que ser es indispensable que cumpla con requerimientos obligatorios, de lo contrario no serviría para dicho estatus y facilito le pueden caer a plomo y San Se Acabó.  Uno menos.  Pero no, aquí están los pasos, El Mío.  Todo empieza con la etapa de la separación de su entorno, prolifera una especie de intuición delincuencial:
          
  a) La llamada del malandreo: como tienes el gusanillo alborotado en la barriga por querer dártelas de malote para empezar a delinquir y llevar algo de platica para el hogar, debes estar pendiente de saber y conectarte con los que mandan por el sitio.  Llámense Yonyéison, El Jarabe, o Will Ramón, usted pilas que alguno de ésos lo ayudará y lo entrenará para que los acompañe en las aventuras (fechorías).  Existirá un crecimiento interior al momento en que le den su arma particular, eso creará un lazo en suma fraternal con los de la banda en cuestión.
       
     b) La ayuda espiritual: si en tiempos antiguos los héroes eran ayudados por hadas y magos, usted tranquilo que tendrá la protección súper divina de José Gregorio Hernández, María Lionza, Las Tres Potencias, La Malandra Isabel, y El Chamo Ismael (a no ser que también se quiera y deba añadir a ese lote mítico a San Comandante Supremo).  Así que tiene a quienes rezarle, pedirle y encomendarse.  Seguramente no le pasará nada.
          
    c) El cruce de la raya peatonal: como usted debe tener un medio para trasladarse de un lado a otro y de forma rápida, no tiene que faltarle la moto.  Cada vez que se encuentre circulando por calles y avenidas aledañas no se le ocurra detenerse detrás del rayado peatonal (esta señalización solía ser de manera antaña un espacio para el paso del transeúnte.  Hoy día está en una oxidable vía de extinción).  Malandro que se respete e infunda terror se detiene encima del rayado peatonal, pero no por mucho tiempo porque lo ideal y más recomendable es que te comas la luz del semáforo.  La vida transcurre muy rápido para que estés perdiendo el tiempo respetando las leyes de tránsito… y por si acaso, para que no todos te tilden solo de malandro, cómprese el chaleco anaranjado y haga dinero extra “mototaixeando”.
            
d) La Iniciación: el malandro debe luchar con los obstáculos (policías. Que después y al poco tiempo pueden llegar a ser los fieles amigos), eliminar al enemigo (ése seguro es Ronkleybert, que está atacando por la zona pa’ echarse a todos y mandar, pero ya le vamos a dar sus buenos pepazos).  Se establece que debe luchar con sus fantasmas y temores infantiles, es decir, con la engorrosa sugerencia de estudiar académicamente.  No debe tener limitaciones personales: ser ateo y no creer es en nadien.
           
 e) El retorno: no existiría regreso si no hay ayuda espiritual; cada vez que hay que hacer una vuelta se debe llevar consigo la confianza en las entidades antes mencionadas.  Las misiones no son fáciles (y más si son las decretadas por el Estado).  El premio recibido por las encomiendas no será solo dinero u otros bienes materiales, sino lo que ya con anterioridad se enfatizó: el respeto por los demás (primero la comunidad donde reside; ya son palabras mayores cuando el respeto escala en niveles parroquiales, municipales, regionales, estadales, nacionales. Y ni se diga si se llega a las internacionales).  El retorno indica que ya usted como malandro tiene una identidad que lo representa.  Debe incluso escoger muy bien su nombre, para que todos puedan memorizarlo y elogiarlo (ejemplos: Deivy, Yonder, Yorch, Yónatan, Aleisis, Yack, Nixon, Worcuin, Dikson, Arnulfo, Heduard, Maikol, Danco, Wuilian, Darwín, Yonson, Henrris, Walquerman).
          

( *) Caso especial: si por obra de la mala praxis judicial usted cae preso, no tiene que preocuparse, en las instituciones carcelarias lo arropará la misma atmósfera, solo que tiene los límites territoriales restringidos.  Sin embargo, así como afuera tuvo que estar pendiente de codearse con los más destacados, en la cárcel debe ubicar directamente al Pran de turno.  Él sabrá corresponderlo con el cargo que se merece, siempre y cuando usted demuestre que es un varón y se hace respetar.  Olvídese, que la policía no va a hacer nada.  Ellos al fin y al cabo solo están ahí para servirles, velan por su bienestar, recuerde que ellos dependen del MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA EL SERVICIOPENITENCIARIO.

Prof. Ricardo Farfán
Magister en Literatura Latinoamericana 
Docente de la UPEL Maracay
Además de pana del administrador y dueño del blog, pa´que sea serio menol